domingo, 26 de agosto de 2012

Fallece José Antonio Vaca de Osma


"Realmente siento el fallecimiento del Sr Vaca de Osma. Sus libros han ayudado a formar el amor profundo que tengo a la historia en general y la española en particular. Antes de enterarme de su fallecimiento me había puesto a releer su "Historia de España para jóvenes del siglo XXI" y he vuelto a sentir la misma emoción de cuando la leí la primera vez. Desde aquí le mando mi más sincero agradecimiento por su trabajo y sólo ansío que Dios le tenga en su gloria." 

Fallecido en Madrid el lunes a los 91 años, fue nombrado gobernador civil de Ávila en agosto de 1957, cargo que ocupó hasta el 16 de abril de 1966, nueve años en los que apoyó la realización de numerosas obras en la capital como en la provincia, en un momento en el que el Gobierno pudo acometer inversiones. De ahí que su afán de favorecer el desarrollo de infraestructuras, en el nivel de entonces, propiciase que en forma de agradecimiento las calles de algunos municipios de la provincia lleven su nombre, o que fuera declarado hijo adoptivo, como en Madrigal de las Altas Torres.

Tras cesar en el cargo, mantuvo estrecha vinculación con la provincia, de ahí que decidiera ubicar el panteón familiar en el camposanto abulense.

Vaca de Osma fue, aparte de político, diplomático de formación, e historiador autodidacta y de vocación, una faceta que cultivó ampliamente y con fruición, con obras de diversa y variada temática, entre las que destacan las dedicadas monográficamente a reyes, como Alfonso XIII, Alfonso XIV, Carlos III, Alfonso II, Juan de Austria, Reyes Católicos, Fernando el Católica, Carlos I y Felipe II, o la dedicada a los reyes españoles de la Edad Media, y las centradas en personajes como Hernán Cortés y Francisco de Goya.

‘Así se hizo España’, ‘Los catalanes en la historia de España’ o ‘Los vascos en la historia de España’ o ‘Historia de España para jóvenes del siglo XXI’ muestran su interés por el origen del país, en una bibliografía de una treintena de títulos, la mayoría publicados en las tres últimas décadas, recordando la figura del dictador, como en ‘La larga guerra de Francisco Franco’ (1991) o ‘Paisajes con Franco al fondo’ (1987), o ‘Patriotas que hicieron España’ (2007).
‘Nueva historia de Madrid’ y ‘España y Francia. Historia secular de un desencuentro’ (2007) fueron algunos de sus últimos trabajos.

Nacido el 3 de noviembre de 1921, fue detenido en Santander por el bando republicano, consiguiendo pasar a la zona nacional, siendo fundador del SEU (Sindicato Español Universitario) en San Sebastián, incorporándose a la Falange de Vizcaya y como voluntario especial a la Agrupación de Artillería del Cuerpo del Ejército Marroquí, según la biografía de cuando fue nombrado gobernador.

Licenciado en Derecho, ingresó en la carrera diplomática en 1946, ejerciendo diversos puestos como funcionario diplomático destinado en la Embajada de España en Venezuela, puesto que ocupaba cuando fue nombrado gobernador civil, a los 35 años.

Al acabar la dictadura, en las segundas elecciones generales y tras aprobarse la Constitución, intentó entrar en la política democrática, para lo que se presentó al Senado en Ávila por Coalición Democrática, formación liderada por Manuel Fraga, pero con 11.088 votos no pudo obtener escaño.

Miembro de las academias de la Historia y de Jurisprudencia y Legislación, también fue responsable de actividades culturales en España y en el extranjero. Era caballero de las órdenes de Carlos III, de Isabel la Católica y de la Legión de Honor francesa, comendador de la Orden de Alfonso X el Sabio, de Cisneros, de la Corona de Bélgica, del Mérito de la República Italiana, Gran Cruz del Mérito Civil y Medalla de Oro de Ávila, miembro del Real Cuerpo de la Nobleza de Madrid y Caballero de la Orden de San Fernando. Fue galardonado con el Premio Sánchez Albornoz en 1993.




Fuente: Ávilared. 

sábado, 11 de agosto de 2012

Las tribus urbanas de Madrid... hace 200 años


Una noticia curiosa. 

Madrid es un hervidero de tribus urbanas. Emos, pijos, mods, raperos, punks, góticos... Lo que para muchos es tener auténtica personalidad, para la sociología es una forma de pertenencia a un grupo, una forma de socializar, algo inherente al ser humano. Para otros son masas homogéneas –pero separadas– de piercings, tatuajes, marcas caras, «flequillazos»... que han surgido hace relativamente poco. Pero lo cierto es que hace ya cientos de años que las tribus urbanas existen. Al menos en la capital. En el Madrid del siglo XVIII ya se identificaban algunas de las que existen referencias pictóricas gracias a artistas como Goya y Atienza. Tribus urbanas, sí, pero castizas.
1. Donlindos. Actualmente, sería algo así como el «pijerío» de la alta sociedad. Con dinero y sin oficio, visten a la última moda y acuden a todos los eventos culturales y sociales posibles: tertulias, teatros, paseos, casas de juego y mesones. Se les reconocerá por sus pomposos adornos y peinados.
2. Petimetres. Esta «tribu» aparece ya en la época de los Borbones. El término fue españolizado, ya que proviene del francés «petit maitre», que sería algo así como «Directorcillo de Salón». El petimetre corresponde a la baja aristocracia, aunque es afrancesado, ocioso y amanerado, y representa los valores de la Ilustración. Por lo general, les gusta viajar y vestir con la moda de otros lugares, como medias de seda, camisas de volantes y joyas por doquier. Sus acompañantes son las petimetras que, por lo general, utilizan neologismos y palabras vanguardistas. Vamos, los «modernos malasañeros» del siglo XVIII.
3. El Majo y la Maja. El Majo madrileño exagera su aspecto racial y rechaza todo lo que viene de fuera. Es el español por excelencia, en contraposición al petimetre. Le gusta el fandango, la tauromaquia y demás diversiones populares. Habitualmente, portan camisas bordadas, chaleco, zapatos con hebilla y un imprescindible: capa española sobre el hombro y navaja en la cintura. Por lo general, el Majo es insolente y arrogante. Su acompañante, la Maja, es deslenguada, alegre y algo pícara. El suceso más destacable de este colectivo fue el del Dos de Mayo (1808), cuando el pueblo español se alzó contra las tropas francesas.
4. Chisperos. Este término hace referencia a los hombres apicarados –los lazarillos tormesianos– del pueblo bajo de Madrid. Su nombre proviene de su oficio de herreros y solían habitar las calles de Barquillo, Belén o Válgame Dios.
5. Los Manolos. Estos eran, por lo general, carpinteros y torneros, aunque algunos historiadores apuntan a que la mayoría de ellos soñaban con ser toreros o tener un prostíbulo. Los «manolos» –gentilicio de Manuel y nombre obligado del primogénito en las familias de judios conversos– dominaban el barrio de Lavapiés (conocido en aquel siglo, el XVIII, como Avapiés). De carácter fanfarrón y algo vulgares y socarrones, eran popularmente conocidos como «los señoritos andaluces de Madrid».