sábado, 22 de diciembre de 2018

Leer por Leer. Clásicos para jóvenes.

Programa dedicado a Julio Verne y Emilio Salgari.

Republicanos contra la República: Marañón, el arrepentido. Jesús Laínz.

Quizá la Segunda Repúblicanunca hubiera llegado, o hubiera llegado más tarde o de otro modo, sin la aportación de unos pocos personajes de enorme influencia en aquellos días. Uno de los más importantes fue, indudablemente, el egregio médico y escritor Gregorio Marañón, figura destacada del liberalismo español de la primera mitad del siglo XX.
Aunque, por hallarse en aquel momento en Francia, no pudo asistir al Pacto de San Sebastián, firmado el 17 de agosto de 1930 por varias personalidades republicanas para aunar esfuerzos en el derrocamiento de la Monarquía, Marañón envió una entusiasta carta de adhesión. Pocos meses después fundaría, junto con Ortega y Pérez de Ayala, la Agrupación al Servicio de la República, de gran influencia en el cambio de régimen.
Hasta tal punto influyó personalmente Marañón en dicho cambio de régimen, que la reunión final entre Alcalá-Zamora y el conde de Romanones, el mediodía del 14 de abril, en la que se decidió la claudicación de los monárquicos y el traspaso de poderes tuvo lugar en su casa. Así lo recordaría don Niceto en sus memorias:
La capitulación de la corona en casa de Marañón fue ofrecida por aquélla sin darnos tiempo a exigirla cual ya habíamos decidido. Reflejóse de ese modo, hasta en los últimos trámites, la honda verdad de que todo régimen muere por el suicidio en que remata y expía sus culpas. Húndense las monarquías por los reyes y sus cortesanos, como hacen perecer las repúblicas sus partidarios más fanáticos.
Efectivamente, no tardarían los fanáticos en desengañar a Marañón y sus compañeros. Así le expresó su desazón a Ortega poco después de las elecciones constituyentes:
Querido Ortega: no me deja el pensamiento de que hemos de decir algo al país en estos momentos. Hemos sido una fuerza grande para traer la república y hemos dado un sentido más alto que el que había hasta entonces al movimiento. Ahora se hunde, precisamente, ese sentido de dignidad. Las pequeñas e inofensivas sandeces de los monárquicos sirven de pretexto para justificar la plebeyez de mala ley de los que nunca supieron hacer nada por el progreso de España ni por la república; y ahora quieren que ésta sea un instrumento de su exclusiva pertenencia. Perdone, pero estoy muy inquieto viendo tanta sandez. Nuestro nombre ha sido la garantía para centenares y centenares de votantes: muchos más de los que están en nuestras listas, y no han votado para esto.
Tras dos años de diputado, abandonó la primera línea de la política y se centró en su trabajo científico. Pero al estallar la guerra, las cosas no se le pusieron fáciles. Por la tibieza que se le sospechaba, tuvo que comparecer dos veces en sendas checas y una ante un tribunal popular. Y el Comité Obrero prohibió la reedición de Raíz y decoro de Españaporque en una de sus páginas Marañón había escrito: "Yo, que he sido siempre liberal, gracias a Dios". Además, le obligaron con amenazas a firmar un documento de apoyo al Gobierno republicano y a emitir una declaración en el mismo sentido por la radio del Partido Comunista. Así relató al eminente historiador del arte Josep Pijoan lo sufrido a manos de "aquella caterva de asesinos":
Yo he estado cinco meses en Madrid, en contacto con ellos, y le aseguro que toda la intransigencia y la pequeñez de espíritu de todos los obispos y todos los izquierdistas del mundo es poca cosa comparada con la suya. Cuando durante cinco meses he tenido que firmar, pistola al pecho, lo que querían cuatro acólitos de don Fernanditísimo; cuando he tenido que decir por la radio lo que querían, a las 12 de la noche, entre fusiles, comprenderá usted que todo lo de los otros me parece una broma. Me acuerdo de aquel Primo de Rivera, dictador, que me encarceló, como de santa Teresita.
Dado que el horizonte empezaba a oscurecerse, se refugió con su familia en la embajada de Polonia, tras lo que consiguió escabullirse y embarcar en Alicante en un buque inglés con destino a Francia. Al poco de llegar a París, el 21 de febrero de 1937, explicó a Le Petit Parisien los motivos por los que había salido de Madrid:
Me sabía en peligro. Una mañana leí, en el periódico de Largo Caballero, estas líneas destacadas en letras enormes: Si queréis saber los antecedentes de Gregorio Marañón, buscadlos en las listas fascistas. ¡Era una sentencia de muerte! Esta hoja oficial publica, en efecto, bajo esta forma, sus órdenes de ejecución. Los benévolos verdugos, tan pronto como se los alerta, rivalizan en celeridad. Todos aquellos a quienes he visto señalados de este modo han sido asesinados unas horas después de la salida de la edición (…) Los intelectuales que han tenido la suerte de encontrarse en territorio controlado por los nacionales no han visto amenazadas sus vidas ni se han visto obligados a exiliarse. Compruébelo usted mismo: en los hoteles de París y otras ciudades francesas podrá encontrar refugiados políticos españoles. Todos han escapado de la España roja. Ninguno ha tenido que escapar de la España nacional.
Y varios días más tarde tuvo que aclarar ante una asamblea de intelectuales franceses las que a su juicio eran opiniones erróneas sobre lo que estaba sucediendo en España:
No hay que esforzarse mucho, amigos míos. Escuchen ustedes este argumento: el 88% del profesorado de Madrid, Valencia y Barcelona ha tenido que huir al extranjero, abandonar España, escapar a quien más pueda. ¿Y saben ustedes por qué? Sencillamente porque temían ser asesinados por los rojos, a pesar de que muchos de los intelectuales amenazados eran tenidos por hombres de izquierda. ¿Comprenden ustedes ahora, queridos amigos?
Y a continuación enumeró una larga lista de intelectuales que se encontraban en el extranjero, "fugitivos de la España roja", entre ellos Menéndez Pidal, Ortega y Gasset, García Morente, Pérez de Ayala, Puig y Cadafalch, Jiménez Díaz, Baroja, Azorín, D’Ors, Madariaga, Juan Ramón Jiménez y Gómez de la Serna, huidos todos ellos de un régimen a cuyos dirigentes dedicó Marañón todo tipo de adjetivos en sus artículos y cartas privadas: crueles, ladrones, infames, cobardes, desleales, podridos.
Pocos días más tarde, el 6 de marzo, publicó un artículo en El Pueblo de Montevideo, titulado "Ante la más monstruosa de las pedanterías del crimen", en el que reiteró la presencia en París de refugiados de la España republicana, incluidos numerosos izquierdistas que habían preferido mantenerse lejos de los suyos:
Hoy quedan en la España roja exclusivamente los marxistas y sus prisioneros. Esta verdad es tan patente que cualquiera la puede comprobar sin más que pasearse por las calles de París. Diputados del Frente Popular, ex ministros y altos cargos, periodistas de los diarios de izquierda: apenas falta uno; y a ellos se añade la casi totalidad de la Universidad española. El espectáculo no requiere más comentario que su sola contemplación (…) Los hombres de izquierda no moscovizados están fuera de España. Muchos no se atreven a decir las razones de su destierro. Pero ninguno quiere volver.
En numerosas ocasiones recordó que el estallido de la guerra se había debido a las dos revoluciones provocadas por las izquierdas, como respuesta a la última de las cuales los militares y el pueblo se habían rebelado. Así lo explicó, por ejemplo, en su ensayo Liberalismo y comunismo, publicado en la Revue de Paris el 15 de diciembre de 1937:
Con el pretexto del triunfo de las derechas en las elecciones, intentaron un golpe de mano revolucionario y netamente comunista para ocupar el poder en octubre de 1934. Esto no lo recuerdan en el extranjero, donde no tienen por qué saber la historia de España al detalle, aun siendo tan reciente. Pero los españoles, que no lo han podido olvidar, se ríen del súbito puritanismo con que los mismos que entonces hicieron la revolución contra algo tan legal como unas elecciones, se cubren hoy el rostro con la toga porque una parte del pueblo y el ejército se sublevó, a su vez, dos años más tarde, ante las violencias del poder, algunas de la magnitud del asesinato del jefe de la oposición por la propia fuerza pública (…) La sublevación de Asturias en octubre de 1934 fue un intento en regla de ejecución del plan comunista de conquistar España (…) El movimiento comunista de Asturias fracasó por puro milagro. Pero dos años después tuvo su segundo y formidable intento.
En el artículo para el periódico uruguayo arriba mencionado lamentó que hubiera quienes seguían identificándole con el régimen republicano, puesto que sostenía que dicho régimen había sidosustituido por unadictadura marxista:
La España liberal, cordial y clara que deseamos unos cuantos ha muerto a manos del Frente Popular, más definitivamente aún que la España anquilosada que barrió la dictadura de Primo de Rivera. ¿Qué tengo yo que ver con los que la han matado?
Una de las ideas que más repitió tanto en sus escritos de los años bélicos como en los posteriores, ya regresado a España tras la victoria de Franco, fue su arrepentimiento por haber colaborado en el advenimiento de la República y la acusación a todos los liberales por haber facilitado el camino hacia la revolución y la guerra debido a su "ceguera para los colores", su "daltonismo", su "incapacidad para ver el despotismo cuando aparece teñido de rojo". Así se lo declaró al Petit Parisien:
Sólo una cosa importa: que España, Europa y la Humanidad se vean liberados de un régimen sanguinario, de una institución de asesinos de cuyo advenimiento, por un trágico error, nos confesamos culpables.
En una carta a Menéndez Pidal de octubre de 1937 reprochó a las democracias occidentales no haber apoyado contundentemente a los alzados debido al mismo error que habían cometido previamente los liberales españoles:
Gran error ha sido el de las democracias del mundo, entre ellas la americana, de no darse cuenta de que se ponían inconscientemente al lado de lo más antidemocrático que existe actualmente, que es el comunismo. Todas ellas sufrirán el mismo castigo que nosotros, el que ya anunciaba Tácito, con el que estoy tan familiarizado: la dictadura. No tenemos derecho a quejarnos de ella, pues la hemos hecho necesaria por nuestra ayuda estúpida a la barbarie roja.
Y en marzo de 1939, con la guerra a punto de acabar, reiteró su arrepentimiento a Pérez de Ayala:
Horroriza pensar que esta cuadrilla hubiera podido hacerse dueña de España. Sin quererlo siento que estoy lleno de resquicios por donde me entra el odio, que nunca conocí. Y aún es mayor mi dolor por haber sido amigo de tales escarabajos; y por haber creído en ellos. ¡No merecemos que nos perdonen! Consolémonos con que los hijos parecen ya a salvo de peligro y con que ellos no se han contaminado con la revolución de Caco y caca.
Su apoyo al bando alzado fue inequívoco desde el primer momento. En febrero de 1937, recién llegado a Francia, declaró que "la victoria de Franco es segura, lo que colmará todos mis deseos". Y a Pérez de Ayala le confesó: "Tengo tal fe en que la causa nacionalista es la causa de España, que la mantendría con todas sus consecuencias". Pocos meses después, mientras su familia veraneaba en el San Sebastián franquista, le escribió lo siguiente a Menéndez Pidal:
Yo tengo mi resolución tomada para el porvenir. Si los rojos (ahora y siempre, comunistas, rusos) ganaran, yo no volvería, jamás, a España. Si los otros ganan, con sus defectos y todo, iré. Prefiero la Inquisición a la Inquisición + pedantería + mentira + hipocresía.
Le enorgulleció mucho que su hijo Gregorio, pudiendo quedarse en París con él, hubiese preferido alistarse al ejército de Franco, donde alcanzó el grado de alférez provisional. En años posteriores ejercería, entre otros altos cargos, los de consejero nacional del Movimiento y procurador en Cortes.
El 29 de marzo de 1939, recién disparado el último tiro, escribió a Pérez de Ayala:
Yo creo que en el espíritu nacionalista, que ha nacido, hay muchas cosas buenas, algunas admirables. Por lo pronto, allí está España. Franco se ha conducido con serenidad, con nobleza. Con pulcritud, con espíritu español.
Y en aquellos mismos días le reprochó a Salvador de Madariaga que creyese las mentiras que la prensa internacional vertía sobre el bando vencedor, entre ellas la de que la victoria de Franco convertía a España en títere de Hitler y Mussolini y base para sus ejércitos:
Ahora ha visto usted que todo lo que desde hace años se decía en el mundo democrático de la guerra de España y de su problema político era mentira. Esta fase final de la guerra prueba no una superioridad de un ejército sobre otro, sino la fuerza de la realidad contra la mentira (…) Puede usted tener por cierto que no quedará en tierra española un italiano. Los alemanes se han ido ya. Se irán como se fueron los ingleses de Wellington (…) Los judíos que fabrican la opinión pública, infecta, de las putrefactas democracias no saben historia. No tienen más que codicia y bilis en el alma. Le hablo a usted sin pasión. Nadie en Europa ha visto a la España nacional. Nadie sabe lo que es. Todavía no ha dicho nadie una cosa que salta a la vista: que Franco es un maravilloso general superior a todos los que andan en activo en el mundo.

libertaddigital.com

jueves, 20 de diciembre de 2018

sábado, 15 de diciembre de 2018

Abacos.


Abacos
Apellido español.
Datos del Apellido
Pertenece a un linaje hidalgo que tenía escudo de oro, con cuatro escudetes de gules, cada uno de ellos cargado de una cruz de plata y tres panelas o corazones de sinople .
Una rama que pasó a Nueva España estaba afincada en el territorio de Jalisco en el siglo XVIII.

El apellido Abacos se ha extinguido en España, según datos del INE para el año 2010.

domingo, 25 de noviembre de 2018

Libros con Marco: 'Eternamente Franco' de Pedro Fernández Barbadillo.


¿Es fidedigno el Diario de Sesiones? Pedro Fernández Barbadillo.

He comprobado que hay dos fuentes que los historiadores españoles suelen desaprovechar: el Diario de Sesiones de las Cortes y la exposición de motivos de las leyes, donde se encuentran muchos datos y, también, opiniones que permiten comprender las decisiones tomadas por los gobernantes y el ambiente de la época.
Otros prefieren elucubrar sobre los sobornos abonados por Winston Churchill a los generales españoles para, después de 490 densas y reiterativas páginas, admitir que no tienen la lista de beneficiarios; o sobre la psicología de Francisco Franco con análisis como su "astucia de campesino gallego".
Del Diario de Sesiones, saqué datos para elaborar sendos artículos en Libertad Digital sobre la ocupación de Ifni por el coronel Osvaldo Capazen 1934 y sobre la violencia política en 1936. Pero el Diario, como todas las fuentes documentales, hay que saber leerlo, ya que en ocasiones está manipulado, alterado, censurado, incompleto… Elija el lector el término que prefiera.

La cabezonería de Pablo Iglesias

El caso más conocido consiste en las amenazas de muerte que el fundador del PSOE, Pablo Iglesias, profirió contra el diputado y también ex presidente del Gobierno Antonio Maura en la sesión de 7 de julio de 1910.
"Los elementos proletarios (…) hemos llegado al extremo de considerar que antes que S. S. suba al Poder debemos llegar hasta el atentado personal"

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El Conde de Romanones en el Congreso

El presidente de la Cámara, el liberal conde de Romanones (había habido elecciones generales en mayo y los liberales, encabezados por José Canalejas, habían obtenido la mayoría absoluta, con 215 diputados), ejerció su vocación de pastelero e instó al socialista a retirar esa amenaza:
"S. S. tiene que retirar esas palabras y darlas por no dichas"
Iglesias, que era el único diputado socialista, se negó a retirarlas y a continuación Canalejas y Romanones se empeñaron en limar su amenaza para despojarla de aristas. En ese debate, Canalejas dijo "yo busco la concordia" y dos años después fue asesinado en Sol por un pistolero anarquista.
De no ser por la testarudez de Pablo Iglesias, quizás en la actualidad no sabríamos de su matonismo.

Las amenazas de la ‘Pasionaria’

Otro caso documentado ocurrió en la sesión en la que se debatió el asesinato de José Calvo Sotelo por policías socialistas.
Diego Martínez Barrio, presidente de las Cortes entre marzo de 1936 y 1939, era uno de esos ‘hombres comprensivos’ que siempre aparecen junto a mafiosos o golpistas. En sus plúmbeas memorias se muestra como un personaje que no comparte muchas las decisiones de sus aliados del Frente Popular, pero que ayuda a aplicarlas. Por ejemplo, dice que estaba en contra de la destitución de Niceto Alcalá-Zamora como presidente de la República, pero que, para "limitar los daños" (p. 314) al régimen trató de persuadirle de que dimitiera voluntariamente.


Después de esta destitución, después del fraude de las elecciones de febrero, después del atropello cometido por la comisión de actas, después del encarcelamiento de Primo de Rivera, Martínez Barrio trató de convencer, de la misma manera untuosa, a José María Gil Robles de que la derecha tenía que aceptar que "la consolidación de la República constituía la última esperanza" para la paz (p. 321).

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Dolores Ibárruri, La Pasionaria

Cuando conoció el secuestro de Calvo Sotelo (que reconoce le pareció bien mientras pensó que era una detención ordenada por Gobernación ¡de un diputado con inmunidad!) y su posterior asesinato, Martínez Barrio pidió al Gobierno la suspensión de la sesión de las Cortes, que obtuvo, y convocó otra sesión de la Diputación Permanente con la excusa de renovar el estado de alarma vigente para el 15 de julio. En ésta, el diputado monárquico Fernando Suárez de Tangil, amigo de Calvo Sotelo, leyó un documento en el que culpaba al Gobierno del Frente Popular del magnicidio.
Martínez Barrio censuró la incorporación completa del texto al Diario "por prudencia" (p. 345):
"El documento que leyó el señor Suárez de Tangil no figura íntegro en el Diario de Sesiones. Por razones de prudencia y en el ejercicio de mi derecho suprimí de él las acusaciones que contenía contra el presidente del Consejo (de Ministros), más inspirada, claro está, en la pasión de los acusadores, que en el juicio imparcial de los sucesos ocurridos."
Suárez de Tangil, conde de Vallellano, lo admitió.
Las amenazas de muerte directas a Calvo Sotelo proferidas por la comunista Dolores Ibárruri ("¡Has hablado por última vez!") no aparecen en el Diario de Sesiones y si las conocemos es por testimonios como el de Josep Tarradellas (revista Época, 1985), que era diputado de ERC y estaba sentado cerca del político gallego cuando la ‘Pasionaria’ profirió su regüeldo, y también los de otros asistentes, fuesen diputados o cronistas parlamentarios.

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Diario de Sesiones del Congreso del 13 de marzo de 2018

Incluso hoy, cuando las intervenciones de los diputados se graban en vídeo, se censura el Diario de Sesiones. En la sesión del 13 de marzo pasado, la presidenta Ana Pastor retiró unas palabras pronunciadas por la diputada de Compromís Marta Sorlí, que eran letras de las canciones del rapero Valtónyc. Al menos, aparece la supresión y de ese hilo podemos tirar.
El Diario de Sesiones, en conclusión, no hay que tomarlo como fuente única, igual que se debe de hacer ante las ‘informaciones’ que publica cierta prensa y desvelan determinados políticos, como que Franco cambió la hora oficial de España para halagar a Adolf Hitler o que en España mueren más de 7.000 personas al año por algo llamado ‘pobreza energética’.

libertaddigital.com

Abaco

Instrumento de cálculo.

Raimundo de Miguel dice: “Abacus-abaci, o abax-abacis, del griego abax-abakos, era primitivamente la tabla de Pitágoras, así llamada del nombre de las primeras letras del alfabeto griego; después, tablero para jugar a las damas o al ajedrez. En Suetonio significa tabla, pizarra, encerado para hacer figuras de geometría; en Catón, pequeño tablero de lujo adornado de mosaicos para los vasos, o vajilla de oro y plata; en Varrón, ensambladuras pintadas para revestir las paredes de las habitaciones lujosas; y en Vitrubio, la parte superior del capitel de las columnas, sobre la que descansa el arquitrabe” .

Datos del Apellido

Es italiano, extendido por Alemania, Flandes y España.  En italiano puede aparecer escrito Abbaco.

El linaje noble de Verona llevaba escudo de azur con una faja de gules sobremontada por dos manos de carnación dirigidas hacia los flancos, la primera sosteniendo una pluma de escribir de plata y la segunda un compás de oro abierto en chevrón.  La rama que pasó a Baviera prescindió de la faja. El linaje hidalgo reconocido en España tenía escudo de sinople con un león de oro levantando una corona en su mano derecha.

El apellido Abaco se ha extinguido en España, según datos del INE para el año 2010.
Evarista Felicia del Abaco

Compositora y concertista de cámara italiana, nacida en Verona en 1675.  Fue profesora de música del príncipe elector de Baviera y falleció en Múnich en 1742.  Una recopilación de sus obras musicales se publicó en Alemania en 1900.

Abaceta o Abceta

Apellido español.

Datos del Apellido

Es vasco.  Los Abaceta de Ermua, en Vizcaya, tenían escudo partido: primero de oro con una encina de sinople y dos jabalíes de sable empinándose al tronco, uno por cada lado, y segundo de sinople con dos bandas de oro, más bordura de plata con ocho estrellas de gules.  Los Abceta de Guetaria, en Guipúzcoa, llevaban el mismo escudo sin bordura, y su encina estaba frutada de oro.

Varias ramas pasaron a Colombia, Chile y Argentina.

El apellido Abaceta o Abceta se ha extinguido en España, según datos del INE para el año 2010.

Aba

Apellido español.
Datos del Apellido
Es gallego, oriundo del caserío homónimo, en el concejo de Oleiros.  El linaje hidalgo que tuvo casas en Asturias y Madrid llevaba escudo de plata con tres cabezas lobunas de sable, cortadas y sangrantes de gules .  Probó su nobleza en la Real Chancillería de Valladolid en el siglo XVIII.
Este apellido también existe en Hungría, donde le corresponde escudo de gules con una o dos fajas de plata .
Este apellido también existe en el mundo árabe, sin tener ninguna relación con los anteriores: Ab, Aba o Abú significa padre en las diversas lenguas semíticas.
Aba, como primer apellido, contaba unos 120 portadores en España, hecha deducción de los inmigrantes , el 52 por ciento nacidos en la provincia de La Coruña, según datos del INE para el año 2010.

Aarón

Nombre bíblico.  Aarón es la forma española del nombre hebreo Ahrón, que en árabe se dice Harún.
Aarón
Según el texto bíblico, Aarón era el hermano mayor de Moisés, a quien ayudó en su lucha contra el Faraón.  Durante el Exodo se convirtió en el primer sumo sacerdote de Israel, aunque sometido a la autoridad de su hermano.  La fuente elohista del Antiguo Testamento le acusa de haber inventado el culto del becerro de oro.  Se pretende que alcanzó la edad de 123 años.  No obstante, murió en el desierto, antes que Moisés y por supuesto antes de que los israelitas penetraran en la tierra prometida por Dios.
Aarón tuvo cuatro hijos llamados Nadab, Abiú, Eleazar e Itamar.  Los dos primeros murieron abrasados por el fuego divino, como castigo por haber oficiado mal.  Careciendo ellos mismos de hijos, sus derechos pasaron a Eleazar e Itamar.  Moisés, al fallecer Aarón, nombró sumo sacerdote a Eleazar.
Los descendientes de Aarón consiguieron la supremacía sacerdotal en el reino de Judá, en detrimento de la descendencia del propio Moisés.
El brujo Aarón
Isaac Aarón fue un brujo bizantino del siglo XII, que se menciona en los anales de Nicetas.  Collin de Plancy dice: “Vivió en tiempos del emperador Manuel Comneno. Dícese que, a favor de las Clavículas de Salomón, tenía a sus órdenes algunas legiones de demonios. Parece que también se dedicaba a la nigromancia, pues en su aposento tapizado de negro, de la casa donde hacía sus operaciones, se encontró la figura de un hombre que tenía los pies encadenados y el corazón traspasado por un clavo. Al menos, tales fueron las acusaciones por las cuales lo desollaron, después de haberle cortado la lengua...” .  Otros sostienen que se le castigó por haber traicionado al emperador, de quien era truchimán o intérprete, en favor de los normandos de Sicilia, detallando que Manuel Comneno le cegó e Isaac Angelo le cortó la lengua.
Pedro Aarón
Monje florentino nacido hacia 1480.  Se dedicó a la música y estableció una escuela en Roma, donde contó con la protección del papa León X.  Implantó diez reglas musicales, diciendo que se relacionaban con los diez mandamientos de la ley de Dios.  Disputó con Franchino Gafori, autor de la Practica Musicae en 1496.  Su propio libro De Institucione Harmonica se publicó en Bolonia hacia 1516.
Datos del Apellido
Pertenece a la clase de los patronímicos, o sea, los adoptados por los descendientes de un determinado señor tomando su mismo nombre.  Incluye numerosos descendientes de indios y negros bautizados con dicho nombre por los misioneros cristianos en América, Africa, Asia y Oceanía.  También existe entre los judíos.
El linaje madrileño Aarón, oriundo de Flandes, tenía escudo dorado con una punta de flecha negra y el primer cantón esmaltado de sinople con una mano de carnación .
Aarón, como primer apellido, contaba menos de 20 portadores en España, según datos del INE para el año 2010.

Aarhus

Topónimo y apellido danés.
La ciudad de Aarhus
Está en la costa oriental de la península de Jutlandia.  Es la segunda ciudad del reino de Dinamarca después de Copenhague, pero la primera de Jutlandia, porque Copenhague es insular.  Aarhus tenía unos 51.000 habitantes a principios del siglo XX, 153.000 a mediados del mismo y 220.000 al finalizar el milenio, incluyendo ya inmigrantes traídos del tercer mundo por la globalización capitalista.  Conserva una gran catedral gótica de ladrillo, construida en el siglo XV, que sustituyó a otra románica incendiada en 1330.



Datos del Apellido
Es danés, oriundo de la ciudad homónima.
Una rama pasó a la República Argentina en 1925.
El apellido Aarhus no existe en España, según datos del INE para el año 2010.

Aa

Apellido flamenco.
Datos del Apellido
El apellido Aa o Van der Aa se considera oriundo de la Saboya, extendido por el Brabante y los Países Bajos, y con una ramificación pasada a España.  Los de Brabante llevaban escudo de gules aspado de plata, o escudo cuartelado: primero y cuarto como los anteriores, segundo y tercero de oro cruzados de sable; los de Rotterdam, escudo de gules con tres rombos de plata, o escudo de azur con tres cornetas de cazador de plata viroladas de oro; los de La Haya y el linaje hidalgo reconocido en España, escudo ajedrezado de oro y gules, más franco cuartel de plata con un mirleto de sable; otros de Holanda, escudo de plata con un chevrón de gules acompañado por tres letras A de sable, dos arriba y una abajo; y los de Bruselas, escudo con una lis de pie cortado, esmaltes a inquirir .
Alcanzaron notoriedad Pedro o Pieter van der Aa, que estableció librería e imprenta en Leiden a finales del siglo XVII; Cristián Carlos Enrique, naturalista y teólogo luterano del siglo XVIII; Pedro Carlos Bautista, jurisconsulto, hijo del anterior, nacido en Haarlem en 1770 y muerto en Leiden en 1812; y Cornelio, historiador y editor muerto en Amsterdam en 1816.

Aa o Van der Aa, como primer apellido, contaba unos 10 portadores en España, según datos del INE para el año 2010.

domingo, 14 de octubre de 2018

Los muchos José María de Mena. Antonio Burgos.

Son las dos menos cuarto de la tarde. La baquelita de la radio de cretona, comprada por mi padre en Tánger, pero no en el bacalito de un judío de la calle Cristianos, sino en la modernísima Casa Ros del Bulevar Pasteur, con su aguja como de reloj sobre una esfera numerada, está sintonizada en Radio Sevilla, de la Sociedad Española de Radiodifusión de Eugenio Fontán. Empieza a sonar el "Capricho Español" de Rimski-Kórsakov. Comienza, como cada tarde, el "Diario Hablado La Palabra". Mantiene ese título de Unión Radio desde antes de que por este micrófono diera sus charlas Queipo, cuando el locutor-estrella era Carlos Bendito, a quien el guasón de Galerín le añadía un segundo apellido: "Carlos Bendito...y Alabado". Ahora en esa radio y en la voz de Pepín Cuesta o de Humberto Dacio suenan las noticias municipales que ha redactado Diego Díaz Muñoz. Y como cada tarde, dan paso a la opinión: que no me hablen de una España negra de exclusiva del Parte obligatorio de Radio Nacional. Anuncian ahora: "Comentario del día, por José María de Mena". Y escuchamos una defensa de sevillanía o de valores cívicos, que algún día habré de recordar con el "Decálogo del Buen Sevillano" del inquieto médico doctor don Rafael Castro Artigas. En una radio con censura, Mena habla de Sevilla o propone que con las calores deberíamos los caballeros ir con atuendo colonial, como los ingleses en la India o los propios españoles en Guinea Ecuatorial, y no con la dictadura de la corbata y el mil rayas. Y así un día y otro, comentario a comentario, Mena va dejando su impronta culta, personalísima y polifacética en "La Palabra" de Radio Sevilla. 

Este del comentario diario en Radio Sevilla es uno de los muchos José María de Mena que conocimos y que siempre tuvo para nosotros generosas palabras de encomio sobre nuestra escritura y nuestra defensa del habla sevillana. Pero hay muchos más José María de Mena. Parte de cuanto fue lo ponía ayer su papeleta de defunción: "Escritor, historiador, periodista, catedrático y académico". Junto al de Radio Sevilla, y simultáneamente, estaba el catedrático de Declamación y subdirector del Conservatorio, que rompió en benefactor logopeda de tantos laringectomizados, de tantos niños sordos. Y estaba, además, el José María de Mena jefe de las Tropas Voluntarias de la Cruz Roja, con su uniforme caqui, quizá como homenaje de hijo de militar que era. Hasta me parece recordar que Mena, uniformado de jefe de los voluntarios militarizados de la Cruz Roja que estaban en el fútbol o en los toros, no usaba como prenda de cabeza una gorra de plato, sino una teresiana legionaria. 
O lo recuerdo vestido de frac, vara dorada en mano, muchos Miércoles Santos. Mena va representando al Ayuntamiento de Burgos, de cuyo diario fue joven redactor antes de venirse a Sevilla, ante el Cristo de la ciudad castellana que Juan Bautista Vázquez "El Viejo" sevillanizó para que el capataz Alfonso Borrero lo pasara por la Alcaicería sin que le rozara un solo casquete de la Cruz, de los que le ha donado un alfayate de la Avenida. 
Y luego, alejado de una Radio Sevilla donde fue sustituido como redactor-jefe por Manuel Barrios, aun siguiendo con su Conservatorio, su logopedia y su Cruz Roja, vino el Mena que ha de quedar en la historia y la leyenda de Sevilla, el que inhumanamente despreciaban los historiadores profesionales que se la cogen con un papel de fumar. 

Finalmente vino el Mena que, lo siento, como divulgador de temas hispalenses vendía más libros sobre Sevilla que nadie. Libros sobre leyendas que son ya una leyenda para los recuerdos de tantos que se iniciaron en el amor a la ciudad y a su Historia con aquellas páginas del prolífico Mena, autor de "best sellers" sevillanos, el que más vendía aquí del catálogo de Plaza y Janés. Cuando sobre Sevilla apenas se publicaban libros, en el escaparate de Sanz, o de Pascual Lázaro, o de Eulogio de las Heras estaba Mena haciendo no sólo lectores, sino amantes y defensores de la ciudad, enganchándolos a las obras sobre su Historia. Que hayas encontrado para siempre, querido y generoso José María, los cielos que perdimos, en los que con tu trabajo tantas veces despreciado te ganaste la gloria de ser ya tú mismo una leyenda de Sevilla.

domingo, 23 de septiembre de 2018

Antonio de Mendoza, el inventor de un virreinato. María Elvira Roca Barea.

Nuestro hombre debía de tener aproximadamente 45 años cuando fue enviado a la Nueva España con nombramiento de virrey. Era el cuarto o quinto hijo del segundo Marqués de Tendilla, primer alcaide que fue de la Alhambra y no se sabe si nació en ella o llegó ya nacido a Granada. El hecho es que está lejos de la primogenitura y el mayorazgo. Toca espabilar. Su bisabuelo, el extraordinario Marqués de Santillana, fue uno de esos sorprendentes aristócratas que comienzan en España la tradición de las armas y las letras, conjunción astral que andando el tiempo produjo un Siglo de Oro.

Mendoza vivió una juventud excepcional para un europeo de su tiempo en aquella Granada llena de moros. Hablaba por supuesto el árabe, como otros cristianos granadinos que también cruzaron el charco, mismamente don Gonzalo Jiménez de Quesada, fundador de Santa Fe de Bogotá y pionero luchador contra la leyenda negra con su Antijovio. Se conserva la carta que don Bernardino, tío de Mendoza, escribió al padre cuando el joven preparaba un viaje a Castilla aconsejándole que obligara al hijo a vestir como los cristianos. Luego participó en la Batalla de Villalar del lado de Carlos V al frente de una tropa mora. No sabemos si entonces llegó a conocer al emperador o no. Sí sabemos que es con ocasión de la boda de Carlos V e Isabel de Portugal, que se festejó por todo lo alto en Granada, cuando el emperador se fija en él. Siguen casi dos décadas por los caminos de Europa en distintas misiones militares y diplomáticas.

En 1535 Carlos V lo llama para encomendarle una tarea tan difícil que no se sabe en qué consiste. Hay que inventarla: organizar un virreinato al otro lado del mar. Es la misión de su vida, la verdaderamente crucial y por la que debería ser recordado, la organización política y administrativa de la Nueva España, un prodigio de innovación, de creatividad, de inteligencia integradora, en definitiva, de civilización. ¿Por qué hemos olvidado a Mendoza y recordamos a un botarate como Las Casas? Entre otras razones, porque aquellos que deciden qué deben recordar o no los españoles y los hispanos, en general, hace ya casi tres siglos que lo determinan quienes no son ni españoles ni hispanos con la complicidad manifiesta de nuestra intelligentsia (el posesivo es meramente un deíctico y el sustantivo, una hipérbole) que con escasas excepciones vive para parecerse a sus colegas franceses, ingleses y alemanes principalmente. El triángulo mágico de Europa. Con este propósito mimético se dedican con fervor a repetir lo que aquellos escriben sin comprender que la verdadera imitación no está en copiar lo que ellos dicen, sino en hacer lo mismo que ellos hacen, a saber, servir lealmente a su país, no insultarlo, no denigrarlo, no renegar de él constantemente. La historiografía de estos vecinos, enemigos que fueron de la hegemonía española durante siglos, decidió que la historia del Imperio español de América no debía salir de la conquista en clave lascasiana y por esa razón hay casi 300 años de historia virreinal prácticamente abandonada. Así, por ejemplo, el máster de historia de América de la Universidad de Sevilla se llama Conquista y resistencia indígena, y no Políticas de integración indígena ni Desarrollo urbano y vías de comunicación, por ejemplo. Don Antonio de Mendoza no cuadra en el marco de la eterna conquista y, por tanto, puede y debe ser perfectamente olvidado.

Los 15 años que don Antonio pasó en México quizás sean los más constructivos y civilizatorios de la historia del Occidente moderno. No exagero. Es imposible enumerar aquí los muchos proyectos que inició y si no acabó, sí los dejó lo suficientemente bien organizados y desarrollados como para que los terminaran sus sucesores. Por razones de espacio no hay más remedio que seleccionar algunos y dejar fuera los demás.

Cuando Mendoza llega a México la mayor parte del transporte de mercancía se hacía a lomos de indio. A estas bestias de carga humanas se las llamaba «tamemes» en lengua azteca. Es el vocablo que usa el virrey en sus documentos. Uno de sus primeros objetivos es cambiar este sistema, de lomos humanos a lomos de cuadrúpedo. Ya hay caballos en América, pero son pocos. Es fascinante el estudio de las muchas medidas que adoptó el virrey para producir este cambio sin provocar conflictos entre los señores indios que eran dueños de tamemes esclavos y los tamemes asalariados.

Su primera decisión importante, nada más llegar, por si a alguien se le ocurrió dudar de que había que obedecer las leyes, fue someter a juicio de residencia al gobernador de la Nueva Galicia, Nuño Beltrán de Guzmán, que fue acusado de malversación y maltrato a los indígenas. Los cargos fueron probados y Mendoza mandó preso al gobernador a España. Emprendió un programa de obras públicas espectacular en la ciudad de México. El mapa que acompaña a este texto es de esa época. Fundó Morelia y otras muchas poblaciones en Jalisco. Abrió caminos reales y estableció postas y correo. Promovió la exploración de las tierras del Norte y del Pacífico, con los hermanos Alvarado, que fueron los empresarios que abrieron el primer astillero destinado a construir barcos para ese océano (iniciativa privada). Llevó la primera imprenta al Nuevo Mundo y fundó la primera Casa de la Moneda de México. Mandó construir el Colegio Imperial de Santa Cruz de Tlatelolco, encargada de educar a los niños de la nobleza indígena, y luego el de San Juan de Letrán y también el de la Concepción para mujeres. En fin, Mendoza merece, no ya una buena monografía actualizada, sino una enciclopedia.

viernes, 21 de septiembre de 2018

Tiempos modernos. Boris III, el zar de Bulgaria.


Tiempos modernos. La contrarrevolución carlista.


Tiempos modernos. La primera exploración de los EE.UU.


Tiempos modernos. Los Cinco de Cambridge.


Tiempos modernos. Fernando III el rey santo.


Tiempos modernos. Más allá de la Invencible; los desembarcos españoles en Gran Bretaña.


Tiempos modernos. Menéndez de Avilés.


Tiempos modernos. La resistencia francesa.


Tiempos modernos. Guerra ruso-japonesa.


Feminismo, de ayer a hoy. Tiempos modernos.


La La Revolución Francesa. Pierre Gaxotte.

Contra la Revolución. José María Marco.

La obra de Gaxotte fue de las primeras visiones críticas con la Revolución, que la propia Tercera República había elevado a mito fundador de la Francia moderna. Tenía un lado puramente historiográfico y tenía también un lado polémico, respuesta a la actualización que de aquellos hechos había hecho el régimen republicano.
Pero la Tercera República se consolidó, precisamente, porque, a diferencia de lo que hicieron las lunáticas repúblicas españolas, nunca jugó la carta radical. Invocó la Revolución, eso sí, pero para mejor instaurar un régimen de conservadores, propietarios, comerciantes, industriales y agricultores, que se habrían puesto a buscar un caudillo, como pasó con Bonaparte, en cuanto se empezara a poner en práctica aquello que los dirigentes republicanos recordaban con tan exaltada prosopopeya.
El texto de Gaxotte fue acogido con polémica, como no podía ser menos, pero también resultó un gran éxito. En realidad, servía para comprender todo lo que la realidad francesa debía, en la práctica, al rechazo de aquel mito. Gaxotte se había encargado de ponerlo en su sitio, y aunque su análisis, considerado herético, nunca fue aceptado por la ortodoxia republicana, se incorporó pronto a las tradiciones históricas y al pensamiento político francés. De alguna manera, la Francia eterna volvía a aparecer en estas páginas, escritas con la voluntad de estilo de un historiador clásico con maneras de moralista.

Esto explica tal vez que Gaxotte, a diferencia de sus amigos de Action Française, no se dejara embaucar en nombre de la contrarrevolución por la supuesta eficacia purificadora de la invasión alemana. Gaxotte, que apoyó a Pétain, se negó a colaborar con los invasores, y terminada la guerra se alzó a los más altos puestos del periodismo y las letras francesas. Falleció en 1982.
Eso sí, nunca renegó de su actitud contrarrevolucionaria. La Revolución Francesa no era una reinterpretación de la Revolución como las que habían escrito Tocqueville o Taine. Tampoco un simple recordatorio de las atrocidades cometidas por aquel movimiento presuntamente liberador. Era, y sigue siendo, una enmienda a la totalidad, una reflexión sobre la naturaleza de una revolución que dio la pauta de todas las que iban a venir después.
Probablemente por eso, porque incorpora una visión alternativa, sigue leyéndose tan bien. Como sospechará el lector, hay datos e interpretaciones que desde 1928 han quedado superados. Otros, como el fenómeno del Gran Miedo, han adquirido una importancia nueva. Pero sigue siendo fascinante el relato de cómo la Revolución triunfó, por lo menos en buena parte, por la poca energía que se puso en pararla. El análisis de las consecuencias de la gran consigna política revolucionaria –Ningún enemigo a la izquierda– sigue resultando provechoso hoy en día, sobre todo en España. El análisis de la inflación como política financiera de la Revolución también se presta a lecturas no demasiado alejadas de nosotros. Y lo mismo ocurre con la narración de la evolución desde los cantos a la Razón y el cosmopolitismo hasta la exaltación de la guerra como instrumento revolucionario y la dictadura implacable de los puros, encabezados por Saint-Just y Robespierre.
Gaxotte se permite decir en unas palabras previas que la historia de la Revolución Francesa es una historia mediocre, por sus ideas y por sus hombres. Su libro lo desmiente. Gaxotte se muestra poco sensible al vértigo que siguen provocando los extremismos lógicos, la coherencia geométrica de la Revolución. En cambio, no lo es en cuanto a los protagonistas, de los que ofrece algunos retratos memorables, como el del "incorruptible" Robespierre, el de Marat, el de Danton, el de Saint-Just y el del abate Sieyès, el oráculo del Tercer Estado. Sieyès, escribe,
disfruta del prestigio de los que tienen la habilidad de hacerse desear. (…) Su reputación se acreció con todo lo que no hizo. Su silencio parece preñado de ideas, y cuando habla es un oráculo. Desde la muerte de Condorcet, la República no tenía ya filósofo; Sieyès ocupa la vacante. Es misterioso profundo, ininteligible. Todos los partidos se lo disputan y quieren apropiarse la Constitución que trae en la cabeza. Luego, afecta no congeniar con sus nuevos colegas, y cuando desciende a nombrarlos lo hace con un desdeñoso menosprecio.
Se puede decir más, pero no mejor.

miércoles, 16 de mayo de 2018

Abaco


Abaco
Instrumento de cálculo.
Raimundo de Miguel dice: “Abacus-abaci, o abax-abacis, del griego abax-abakos, era primitivamente la tabla de Pitágoras, así llamada del nombre de las primeras letras del alfabeto griego; después, tablero para jugar a las damas o al ajedrez. En Suetonio significa tabla, pizarra, encerado para hacer figuras de geometría; en Catón, pequeño tablero de lujo adornado de mosaicos para los vasos, o vajilla de oro y plata; en Varrón, ensambladuras pintadas para revestir las paredes de las habitaciones lujosas; y en Vitrubio, la parte superior del capitel de las columnas, sobre la que descansa el arquitrabe” .
Datos del Apellido
Es italiano, extendido por Alemania, Flandes y España.  En italiano puede aparecer escrito Abbaco.
El linaje noble de Verona llevaba escudo de azur con una faja de gules sobremontada por dos manos de carnación dirigidas hacia los flancos, la primera sosteniendo una pluma de escribir de plata y la segunda un compás de oro abierto en chevrón.  La rama que pasó a Baviera prescindió de la faja. El linaje hidalgo reconocido en España tenía escudo de sinople con un león de oro levantando una corona en su mano derecha .
El apellido Abaco se ha extinguido en España, según datos del INE para el año 2010.
Evarista Felicia del Abaco

Compositora y concertista de cámara italiana, nacida en Verona en 1675.  Fue profesora de música del príncipe elector de Baviera y falleció en Múnich en 1742.  Una recopilación de sus obras musicales se publicó en Alemania en 1900.