jueves, 1 de diciembre de 2011

Respuesta de Pío Moa a César Vidal (V)


Cuando yo era comunista, tenía respuesta para todo. Sabía que la historia era una sucesión de conflictos, injusticias y crímenes, en suma, de explotación y opresión con algunos chispazos de genio “progresista”. Pero ese "relato de ruido y de furia” tenía un sentido, contra lo que pensaba Macbeth: se explicaba por la lucha de clases, que finalmente había derivado al enfrentamiento decisivo entre una burguesía necesariamente explotadora y un proletariado que, al derrocar al capital y emanciparse, emanciparía a la humanidad de sus males ancestrales. Así lo demostraban los países socialistas donde estaba abolida la explotación del hombre por el hombre, existía una básica igualdad de hombres y mujeres, todos con trabajo asegurado y acceso a la instrucción, donde  la ciencia había sustituido a la superstición religiosa y el pueblo se regía por una moral superior. Ante este esquema fracasaban todas las objeciones. ¿Que en los países socialistas habría “problemas”, incluso crímenes? Nada más natural, pues se trataba de una experiencia nueva y sin paralelo en la historia, y no podía salir todo a la perfección desde el principio; aparte del continuo sabotaje y agresión del imperialismo burgués. En cuanto a los aparentes éxitos del capitalismo, continuaban basados en la explotación y la superstición, la anarquía del mercado producía desastrosas crisis cíclicas, y  bajo una superficie brillante bullían tremendas desigualdades y miserias; y la sociedad se regía por una moral ínfima y engañosa, en la que el triunfo material lo era todo, a pesar de ser accesible, por su propia naturaleza,  solo a una pequeña minoría. Los hechos que discordaban del esquema eran descartados como irrelevantes o propaganda burguesa.

    A veces tengo la impresión de que don César Vidal sigue un esquema y enfoque análogos, inasequibles a los hechos históricos y con la dudosa metodología correspondiente. Para él, todo está en la Biblia, ya que esta es la palabra de Dios. Es decir, en una determinada interpretación, ya menos divina y más humana, de la Biblia. Así, las Escrituras habrían sido traicionadas y paganizadas por el catolicismo, para ser recuperadas en su pureza por los protestantes, y de ahí un sinfín de bendiciones que don César no se cansa de ponderar, en contraste con las miserias católicas que afligen a España.

   El señor Vidal interpreta la Biblia al estilo judeo-protestante (a pesar de las maldiciones y execraciones, a veces con tintes exterminadores, de los líderes protestantes hacia los judíos); cree que en la Biblia se  encuentra el espíritu y la bendición del trabajo (a pesar de que también encontramos en ella su consideración como un castigo y los esfuerzos humanos como pura vanidad); que allí  nace el pensamiento científico (a pesar de que este nace en Grecia y “renace” en la católica Italia, y que los judíos no destacaron en ciencias hasta tiempos recientes, y siempre adoptando un espíritu exterior, ajeno –aunque no opuesto-- a la Biblia); que las finanzas encuentran también el mismo origen (a pesar de que históricamente toman impulso en países católicos); que la alfabetización procede también de los judíos y los protestantes (olvidando hechos tan decisivos como la labor de los monasterios, de las escuelas catedralicias, o las universidades, todo ello creaciones católicas; o la expansión de la alfabetización no solo en los países católicos, sino también en otras religiones o ideologías, sin relación alguna con la Biblia). Y ahora encuentra la “primacía de la ley” como otra característica protestante en contraste con los países católicos y muy especialmente con España.

   Si uno hubiera de creer a don César, España habría sido de siempre un país de vagos, parásitos e ignorantes voluntarios y sumido, por tanto, en la mayor pobreza y en una ilegalidad rampante. Ya he explicado que solo hay una época, el siglo XIX, en la que España queda significativamente atrasada en el plano económico no solo por relación a algunos –no todos—  los países protestantes y a otros católicos, como Francia o Bélgica. El resto del tiempo ha estado entre los más ricos, y el bache del siglo XIX –debido en gran medida a efectos de la invasión napoleónica-- fue superado bajo el franquismo, cuando España vuelve a ingresar en el club de los países opulentos, cosa que parece llenar de pesar a algunos. En mi blog, el señor Lead  ha aportado algunas estimaciones generalmente desconocidas, que rompen uno de los mitos más difundidos, sobre todos desde la crisis moral del 98:

En efecto, la generación de riqueza se mide por el PIB (Producto Interior Bruto, suma de los VABs-Valores Añadidos Brutos de todos los sectores productivos). Y el PIB español ha sido, desde hace más de 2.000 años, uno de los 10 mayores del mundo (a veces de los 5 mayores), según las famosas series de PIB/GDP (Gross Domestic Product) retrospectivas del famoso economista (fallecido el año pasado) de la OCDE Angus Maddison:

http://en.wikipedia.org/wiki/List_of_regions_by_pa...(PPP)

Decir, así a pelo, que España "genera, relativamente, poca riqueza" sin dar un criterio cuantitativo suena frívolo. Y si el "relativamente" se refiere al PIB per cápita, veamos la otra tabla de Maddison (en dólares de 1990):

= En el año 1 dC, 498, el 3º del mundo, tras Italia y Asia Occidental.

= En el año 1.000, 450, el 2º del mundo (empatado con Italia) tras Asia Occidental.

= En el año 1.600, 853, el 5º del mundo, tras Holanda, Italia, Bélgica y Dinamarca.

= Desde el año 1.700 la renta per capita española se estabiliza en aproximadamente el 83% de la renta de la Europa a 12, cota que pierde después de 1.820 (año en que nos alcanza EE.UU.) y que recupera hacia 2003.

   Bueno, en realidad el 80%  lo recuperó en los años 60 del siglo XX con una CEE de 9 miembros.  Naturalmente, se trata de estimaciones, a veces toscas, pero ciertamente mucho más serias que los gruesos brochazos  del señor Vidal, y que bastan para echar por tierra las lucubraciones de este. ¿Cómo explica el señor Vidal tales datos, o cómo los rebate, si no está de acuerdo con ellos?   Tengo la  impresión de que ni se le pasa por la cabeza explicarlos o rebatirlos. Simplemente los desdeña, ya que no entran en sus esquemas previos, tal como yo, cuando era comunista, descartaba todo lo que podía hacer vacilar unas convicciones que imaginaba científicas.
  
Y por no alargarme, dejo para la próxima entrega del blog un pequeño análisis sobre la “primacía de la ley” que nuevamente, me temo, no es exactamente como nos la cuenta don César.  


****Escribe César Vidal:  Como en otras áreas, España había perdido siglos precisamente cuando más necesitaba por su condición de potencia no quedarse rezagada. Cuando, siglos después, intentó remontar esa situación lo hizo además en no pocas ocasiones con la mancha del sectarismo que no veía la educación como algo bueno per se sino como un instrumento de adoctrinamiento. ¿Cómo pudo ser España una potencia si el catolicismo, según él, la invalidaba en todos los terrenos? ¿Y cómo, siendo católica, recuperó su atraso del siglo XIX? ¿Y acaso los protestantes no utilizaban la Biblia, precisamente, como un instrumento de adoctrinamiento? La enseñanza en España y en casi todos los países, se impulsó antigua y modernamente al margen de la Biblia, precisamente como instrumento para adquirir muy diversos saberes.

  Veo que algunos niegan interés al debate planteado (quizá involutariamente) por César Vidal. Pero compruebo que  sí despierta un interés considerable, y debe ser por algo. Naturalmente, autorizo (y animo) a mis lectores a difundir estos artículos sin más requisito que citar su origen en este blog de LD.

Fuente: http://blogs.libertaddigital.com/presente-y-pasado/

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