Zama
La
batalla de Zama se libró el año 202 antes de JC entre el generalísimo
cartaginés Aníbal Barca y el general romano Publio Cornelio Escipión. Aníbal, llamado por el senado de Cartago,
había vuelto de Italia el año anterior con 18.000 veteranos, para defender la
patria amenazada. Desembarcó en Leptis
Minor en el otoño y estableció su campamento de invierno en Hadrumeto.
Cuando
se rompieron las conversaciones de paz en trámite, debido a dos golpes de mano
cartagineses, probablemente provocaciones del partido belicista, Aníbal se
desplazó hacia Zama, una localidad situada entre Tagaste y Sica. Aníbal mandó recado a Escipión diciendo que
deseaba una conversación personal. Escipión
acudió a la entrevista hacia el mes de septiembre, sólo después de habérsele
juntado su aliado númida Masinisa con 4.000 jinetes y 6.000 infantes. Hay un relato clásico de la conversación que
mantuvieron, pero no puede aceptarse al pie de la letra. Es seguro, en todo caso, que Aníbal quiso
ganar la paz ofreciendo la renuncia cartaginesa a todas sus posesiones fuera de
Africa; pero Escipión ya estaba en Africa y no pensaba retirarse de ahí. La entrevista sólo fue el prólogo de la
batalla de Zama.
Parece
que Escipión, contando con los jinetes númidas, disponía de más y mejor
caballería que Aníbal; pero éste llevaba fuerzas de infantería ligeramente
superiores y unos 80 elefantes africanos.
Escipión colocó la caballería romana de Lelio en su ala izquierda,
frente a la cartaginesa, y los númidas de Masinisa en la derecha, frente a sus
compatriotas inferiores en número que seguían luchando por Cartago. Afrontó la embestida de los elefantes
abriendo pasillos en su centro, resistió a la infantería cartaginesa y aplastó
al enemigo con sus alas. Los romanos
sufrieron menos de 2.000 muertos, los cartagineses muchos más, y unos 20.000
hombres cayeron prisioneros. Aníbal pudo
escapar con muy poca gente y buscó refugio en Hadrumeto. Al año siguiente se firmó la paz, que supuso
muy duras condiciones para Cartago, si bien los romanos no exigieron la entrega
de Aníbal.
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