lunes, 12 de octubre de 2015

La última vez que los españoles vieron a Franco vivo. Pedro Fernández Barbadillo.



La Fiesta de la Hispanidad de hace 40 años fue la última ocasión en que los españoles pudieron contemplar a Francisco Franco vivo. El 1 de octubre, Día del Caudillo, que recordaba su elevación a la jefatura del Estado y al cargo de generalísimo por sus compañeros de armas durante la guerra, había hablado desde el balcón del Palacio Real a una multitud reunida a sus pies y que apenas la había podido ver y escuchar, dada su decadencia física.

Pero la cabeza todavía le funcionaba: en junio anterior les había dicho al presidente de Estados Unidos, Gerald Ford, y al secretario de Estado, Henry Kissinger, que se negaba a permitir el uso del territorio español contra los izquierdistas que gobernaban Portugal después de la ‘revolución de los claveles’.

El 12 de Octubre, Fiesta de la Hispanidad (en 1958 el régimen había cambiado la denominación de Día de la Raza, con la que se introdujo en 1918 por un Gobierno parlamentario, presidido porAntonio Maura, y que se mantuvo en la Segunda República), Franco acudió vestido de uniforme a la sede del Instituto de Cultura Hispánica, que presidía ALfonso de Borbón y Dampierre, duque de Cádiz.

A la entrada del edificio, que se encuentra en la Ciudad Universitaria y hoy acoge la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo, le esperaba otro Borbón, el príncipe de España,Juan Carlos, llamado a sucederle con el título de rey. También acudieron el presidente del Gobierno, Carlos Arias Navarro, el presidente de las Cortes Españolas, Alejandro Rodríguez Valcárcel, y varios ministros. En el interior, aguardaban el ministro de Educación de Guatemala, Eduardo Putzeys Álvarez, y los embajadores de las naciones hispanoamericanas, salvo, como señaló en su discurso el duque de Cádiz, “la ya clásica y triste excepción que confirma la regla”, en alusión a México, que mantenía su reconocimiento diplomático al Gobierno republicano en el exilio.
Desobedeció a los médicos

Franco, que trató de levantarse al menos tres veces y no pudo hacerlo, no pronunció ningún discurso y se limitó a dar la palabra a los oradores. En el edificio no se había encendido aún la calefacción, pero hacía frío. El general regresó al Pardo con unas décimas de fiebre y sus médicos le diagnosticaron un catarro o una ligera gripe y le aconsejaron que suspendiese todas sus actividades. Pero Franco desobedeció a sus médicos y mantuvo su ritmo de trabajo, con varias audiencias. Además, las noticias que llegaban no eran positivas.

El día 13, ETA asesinó en Vitoria a Germán Aguirre Irasuegui, taxista vasco, y la Misión de la ONU en el Sáhara Españolreconocía que la mayoría de la población quería la independencia yno la anexión a Marruecos. Y el 14 el Gobierno de México reanudaba sus ataques a España en la ONU.

El 15 de octubre Franco sufrió un leve ataque de corazón y como no quería ser trasladado a un hospital, debido a su experiencia el año anterior, en el palacio del pardo se formó un equipo médico formado por casi 40 personas. Empezó de esta manera su larga agonía.

Gaceta.es

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