Uno de los escritores que están borrados del panorama cultural español es Fernando Vizcaíno Casas. Mentar siquiera su nombre generalmente provoca urticarias a aquellos que le niegan sus méritos, indudablemente por envidia, ya que no sólo fue considerado Fenómeno sociológico, sino que fue uno de los escritores que más libros ha vendido en todo el siglo XX: cuatro millones, nada más y nada menos, pero si la podredumbre intelectual no le perdona es por haber sido un defensor del Franquismo y además, con gracia.
Sus éxitos son de los más variados. Desde libros sobre temática jurídica, obras de teatro, conferencias, novelas, entrevistas, hasta breves apariciones en películas. No hubo palo que no tocó, pero hubo uno que yo no estoy muy seguro si él no fue consciente, el de adivino, el de profeta. No hizo predicciones del fin del mundo, pero si sobre la estupidez humana sin límites. Pongo en contexto:
"El Parlamento catalán ha contratado un servicio de traducción al castellano para atender, en la comisión de Cooperación y Solidaridad, a una delegación de Nicaragua que había pedido ser informada sobre la situación de la cooperación catalana".
Esta noticia salió en el año 2009, pero la estupidez no quedó ahí, sino que después se aprobó que hubiera traductores en el Senado. No hay duda de que tenemos lo que nos merecemos.
Fernando Vizcaíno Casas escribió en 1981 una novela llamada las autonosuyas y un tiempo después el director de cine Rafael Gil realizó una adaptación cinematográfica sobre la misma y hay una escena que resume perfectamente la noticia comentada más arriba.
Ayer hablando sobre él recordamos que falleció un 2 de Noviembre del año 2003, desde aquí con este pequeño artículo le rindo un pequeño homenaje al hombre que hizo y hace que millones de españoles se rían y pasen momentos agradables leyendo sus numerosos libros. Que Dios lo tenga en su gloria.
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